Con un sentido indeclinable del trabajo, Santiago Cárdenas ha producido una de las obras más rigurosas e impresionantes de la pintura colombiana. No se trata sólo de una fecunda confluencia entre lo clásico y lo moderno, ni de su inigualada perfección técnica, evidente en la confección de cada cuadro, sino del empeño obsesivo por desmenuzar el color, desentrañar la luz y reinventar los objetos y la figura humana a partir de una simple evocación—de un fugaz reflejo—para producir la imantación inevitable del espectador. Esta obra cronológica cubre más de 200 obras de arte que seguramente satisfacerá a cualquiera que aprecia la pintura.